domingo, 31 de agosto de 2008

De la multitud de divinidades que pueblan el panteón romano uno de los más representados es Venus. Diosa del amor y de la belleza es representada en las más variadas poses, aunque quizá la más común sea aquella que asocia su figura con el baño. A partir del ejemplar creado por Doidalsas de Bitinia en el siglo III a. de C. que representa a Venus agachada y desnuda miestras se asea, surgen varios modelos afines, aunque uno de los que gozó de mayor fama fue la Venus quitándose la sandalia.
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Este tema que copia un original desconocido del mismo siglo III a. de C., inspirado en la Victoria atándose la sandalia que decoraba el parapeto donde asienta el Templo de Atenea Niké en la Acrópolis de Atenas, representa a Venus desnuda o semivestida apoyada sobre un soporte -diferente según la copia- mientras se quita una de sus sandalias para acceder al baño. Existen numerosísimas copias de este modelo realizadas en diferentes materiales, aunque lo más común es su representación en mármol y bronce, y siempre en figuras de pequeño formato.
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En los siglos I a. de C. y I d. de C. lo habitual es su representación completamente desnuda y con sus cabellos anudados al cuello, en un peinado más o menos elaborado según las copias. Sin embargo, a partir del siglo II d. de C. se produce una barroquización del modelo añadiéndole un ampuloso manto al viento y siempre coronada. En unos casos u otros siempre aparece cargada de joyas, siendo en muchas ocasiones realizadas con materiales diferentes al de la propia estatua.
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Un ejemplar excepcional, aunque no por su calidad técnica, procede de Pompeya, de la Casa de la Venus en Bikini. Aunque es bien sabido que la escultura clásica se encontraba dorada y policromada, encontrar obras con su policromía bien conservada es muy raro, aunque nuevos estudios están sacando a la luz mucha información al respecto como el soberbio libro de Sophie Descamps-Lequime "Peinture et couleur dans le monde grec antique". Esta Venus posee importantísimas trazas de su policromía original, consistente en un bikini, un collar loop-in-loop, una gargantilla, brazaletes y sandalias dorados, y los cabellos y ojos de las figuras en rojo, aunque actualmente se encuentre muy degradado y no queden más que trazas.
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Aunque en conjunto sea una obra un tanto vulgar, con su soporte constituido por un Príapo itifálico y su pie sostenido por un pequeño erote, aporta una información inestimable para conocer como eran las policromías en la escultura antigua, habitualmente de vivos colores, algo inaudito hoy en día, completamente acostumbrados a contemplar los blancos mármoles griegos y romanos, lavados por el paso del tiempo y restauraciones más que dudosas llevadas a cabo en el pasado.

sábado, 30 de agosto de 2008

"Detestaba la felicidad de los simples y los ingenuos, y simultaneamente buscaba su compañía, como si ellos únicamente ellos, pudieran restañar esa profunda úlcera de mi desprecio, vertiendo siempre su pus de egolatría, una podredumbre de veneno dinamita. Con este crecimiento de la vanidad arreció también mi soberbia, y me juzgué un intocable, estatua de mármol blanco en la cual era un pecado proyectar una sombra".
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Escritor fracasado, Roberto Arlt

viernes, 29 de agosto de 2008

Hace años mi amiga Yoli me dio a conocer el grupo francés Mickey 3d y desde entonces soy seguidor suyo. Tiene temas fabulosos y uno de ellos, "Respire", además se acompaña de un video increible, aunque debo reconocer que no quisiera ver ese futuro que proyecta:
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lunes, 25 de agosto de 2008

Las pinturas murales del IV estilo pompeyano se caracterizan por presentar numerosos detalles decorativos repartidos por su superficie: guirnaldas, candelabros, pebeteros, figuras flotando sobre superficies neutras o albergadas en el interior de falsas hornacinas, etc. Dichos elementos acostumbran a ser meros motivos ornamentales, sin embargo, en ocasiones en medio de tal profusión decorativa encontramos figuras inspiradas en pinturas o esculturas célebres.
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Esto es poco común y sólo ocurre en casas pertenecientes a la élite pompeyana, quizá no tanto por ser personas especialmente cultivadas como por poder contratar a artistas de alto nivel con un repertorio decorativo inspirado en obras griegas clásicas o helenísticas. Un ejemplo de ello lo encontramos en la Casa de los Vettii en Pompeya, una ostentosa vivienda decorada completamente en IV estilo con magníficas copias de originales griegos.
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Un detalle del oecus "q" de dicha casa muestra una copia de un original helenístico, de autor desconocido, muy célebre en Pompeya, el sátiro aposkopos. Como se puede ver arriba se trata de un joven sátiro desnudo que porta en su mano derecha el pedum o bastón curvo de los pastores, mientras con la izquierda cubre sus ojos para protegerlos del sol. Es más que probable que esta figura formase parte de un grupo dionisíaco, pero los ejemplares llegados hasta nosotros lo han hecho aisladamente, ya sea a través de pinturas como las procedentes de la Casa de los Vettii o de Marco Lucrecio Fronto, o de estatuas como la procedente del jardín de la Casa de Marco Lucrecio.
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Son muy destacadas estas copias de obras célebres, porque de muchas de ellas no hay más que referencias bibliográficas o no se han reconocido entre las múltiples estatuas mutiladas que decoraban los museos arqueológicos de medio mundo, aportando una información valiosísima ya que suelen aparecer completas. De todos modos Pompeya ha aportado escasas copias de originales clásicos, siendo Herculano la que mayores y mejores ejemplos ha conservado, especialmente por el descubrimiento de la fastuosa Villa de los Pisones o de los Papiros, que albergaba más de cien esculturas de mármol y bronce que copiaban célebres obras griegas.

sábado, 23 de agosto de 2008

Frente a los castos amores de Marte y Venus en el III estilo pompeyano, durante el período de duración del IV estilo, surge un nuevo tipo de representación más carnal y más acorde con la imagen de Venus como diosa del Amor, que se convierte en una de las imágenes más populares de la iconografía pictórica pompeyana.
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Siempre aparece Venus semidesnuda recostada sobre Marte, habitualmente desnudo o símplemente cubierto por una clámide, acompañados por varios erotes que juegan con las armas de Marte. De esta forma, además de celebrar el matrimonio sagrado de ambas divinidades conmemoran la victoria del Amor sobre la Guerra.
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Esta representación suele aparecer en las estancias más destacadas de las viviendas y, normalmente, en aquellas abiertas a jardines, como el tablinum, el triclinium o una exedra u oecus. Sea como sea dichas divinidades aparecen humanizadas y recuerdan a las célebres escenas eróticas de la pintura romana, aunque en ellas prime el recato sobre el aspecto carnal. En su acercamiento al mundo de los humanos Venus suele representarse con joyas propias del siglo I d. de C., siendo una importante fuente de conocimiento del modo de uso de las mismas, como el collar tipo loop-in-loop que porta la Venus de la imagen, cruzado en el pecho y muy popular en el mundo romano.
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El ejemplo de arriba procede del tablinum de la Casa de Marte y Venus y actualmente se alberga en el Museo Archeologico di Napoli, y es un buen ejemplo para ilustrar este cambio en la iconografía de la escena, y que muestra una característica común en algunos de los artistas que trabajaron en el área vesubiana, la mirada de extrañamiento que poseen algunas de sus figuras, que muestran unos ojos desorbitados y una mirada ajena a lo que ocurre a su alrededor.

viernes, 22 de agosto de 2008

Uno de los temas más queridos dentro de la iconografía pompeyana es la representación de los amores de Marte y Venus. Representados aisladamente, acompañados por erotes, sirvientes u otras divinidades, la pareja sagrada puebla las paredes decoradas en el III y en el IV estilo. Ya se trate de casas humildes o las más señoriales es muy común encontrar su representación, cambiando únicamente la calidad de las pinturas.
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Tratándose Venus de la divinidad protectora de la ciudad de Pompeya no es de estrañar la presencia de su figura dentro del contexto doméstico, aunque sí sorprende el aspecto carnal de estas composiciones, en franco contraste con su imagen de Venus Física, representada como diosa victoriosa.
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Durante el período que dura el III estilo pompeyano la mayor parte de estas composiciones parten de un original griego desconocido en el que Marte aparece tras Venus, sentada, acariciándole uno de sus pechos, aunque se trate de una Venus recatada, completamente vestida, lo más con una túnica semitransparente que deja traslucir la forma del pecho. Sin embargo, en el último período de vida de la ciudad, en el que se desarrolla el IV estilo, esta composición cambia dando lugar a una escena mucho más erótica en la que Venus aparece semidesnuda abrazando a Marte, normalmente desnudo y con el casco dispuesto a sus pies. Esta transformación en el estilo de su representación quizá se deba a la teatralidad que se impone durante el reinado de Nerón, más que a una relajación de las costumbres romanas.
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El ejemplo de arriba era el emblema de una decoración del III estilo que decoraba el tablinum de la Casa de Marco Lucrecio Fronto, y hacía pareja con el Triunfo de Baco y Ariadna, haciendo alusión en ambos casos a parejas sagradas íntimamente relacionadas con la ciudad de Pompeya, Venus por su condición de protectora de la ciudad y de sus campos, y Baco por su condición de protector de las viñas y jardines, tan prósperos y tan importantes dentro de la economía pompeyana.
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Como ejemplo del III estilo aparece Venus entronizada y vestida de púrpura con Marte detrás suyo, acariciándole uno de sus pechos; aunque estas figuras son casi anecdóticas al aparecer tantos personajes en la composición. Desplazada a la izquierda, la escena de hierogamia se rodea por otras divinidades, probablemente divinidades matronales y nupciales no reconocibles, además de Mercurio y Cupido.
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Por su riqueza cromática y su compleja composición quizá se trate de una de las más bonitas imágenes que tratan este tema, a pesar del efectismo que poseen algunas de las composiciones del IV estilo, mucho más cercanas a la visión moderna del tema.

jueves, 21 de agosto de 2008

"(...) cuando somos niños nuestro nombre suena constantemente como una campanilla, y oímos que al paso de los años nuestro nombre se va apagando, y yo supongo que los que lleguen a viejos lo oirán como cada día se va amortiguando, de tal manera que la tierra se traga el nombre antes que el cuerpo".
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Oppiano Licario, José Lezama Lima

sábado, 16 de agosto de 2008

El jardín de la Casa de los Vettii en Pompeya es una muestra perfecta del jardín formal romano. Se caracteriza por presentar un peristilo canónico rodeado por columnatas en sus cuatro lados, que cierra un jardín poblado de fuentes y estatuillas de todo tipo.
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Entre los intercolumnios se disponen pedestales sobre los que descansan estatuillas que funcionaban como surtidores de fuentes de mármol dispuestas a sus pies, que debían producir un efecto sonoro similar al de las fuentes de tipo árabe, herederas directas de las de época romana. Mezcladas entre el follaje original, actualmente sustituido por plantas ornamentales distintas de las usadas en origen, se disponen un par de hermas báquicas, y decorando el sendero que recorre el jardín más fuentes marmóreas.
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Como es de esperar este jardín es absolutamente excepcional en Pompeya. La profusión y calidad de las piezas usadas en su decoración es poco común, ya que salvo contadas excepciones, los jardines pompeyanos presentan unas cuantas piezas estatuarias de baja calidad, si es que presentan alguna, albergadas en el interior de hornacinas o mezcladas entre el follaje. Incluso las fuentes, tan frecuentes en Pompeya, suelen estar construidas de obra más que labradas en mármol, material caro y suntuoso. Con todo, es probable que el jardín de la Casa de los Vettii sea un buen reflejo de la suntuosidad que debían presentar los lujosos horti y jardines de la nobleza de Roma, de los que únicamente quedan vestigios más que asombrosos en el caso de los Horti Lamiani o los Horti Maecenae, ambos en Roma.
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Tan célebre es este jardín, que numerosos artistas lo han fotografiado y pintado, como es el caso de Giorgio Sommer quien, a finales del siglo XIX, realizó una importante colección de fotografías de la ciudad de Pompeya fundamentales para conocer numerosos elementos actualmente perdidos, y a quien pertenece la fotografía de arriba.
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El año pasado hubo una exposición acerca del jardín en la Antigüedad (Ancient Gardens from Babylon to Rome) celebrada en los Jardines de Boboli en Florencia en la que se recreó este mismo jardín y en el que se expusieron todas las piezas que lo decoraban originalmente, además de otras piezas pertenecientes a otros jardines pompeyanos y de otras áreas del Imperio, ilustrando uno de los aspectos más desconocidos del mundo romano.
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Adjunto el enlace de dicha exposición:
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viernes, 15 de agosto de 2008

Las fuentes del tipo edícula son una de las diversas tipologías de fuentes que decoraban los jardines romanos, pero quizá la que más nos sorprende hoy en día, por su riqueza decorativa. En Pompeya se han descubierto varios ejemplos muy significativos, pero en el resto de Italia han aparecido otros ejemplos bien conservados habitualmente ligados a ninfeos, como ocurre en Pipiano o en Baiae, ambas en el Golfo de Nápoles, o en la misma Roma, como el descubierto bajo el Palazzo Massimo.
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Se trata de construcciones de mampostería en forma de templete ricamente decoradas con mosaicos, rocalla, conchas marinas y estatuas decorativas. El esquema formal se repite una y otra vez, pero las decoraciones varían en cada caso. Normalmente, como ocurre en el caso de arriba, se asientan sobre un zócalo de mármol blanco, sobre el que aparece un arco, rematado por un tímpano triangular, ricamente decorado con mosaicos polícromos y conchas marinas o con estucos polícromos, o la combinación de dichos elementos. La hornacina suele estar decorada con mosaicos, conchas y rocalla, creando riquísimos efectos decorativos. En el centro de dicha hornacina se dispone un surtidor del que mana agua que cae al estanque central a través de una escalera marmórea, motivo muy querido por los paisajistas romanos.
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El salto de agua se hacía a través de un surtidor que podía estar integrado en la decoración de la hornacina, como ocurre en el caso de arriba, o bien utilizar una estatua marmórea o broncínea con un surtidor integrado. Por los ejemplos conservados en Pompeya se sabe que una de las estatuas más utilizadas como surtidor de fuente es Sileno con el odre, de cuyo interior surgía el chorro de agua, y que se justifica por la consagración del jardín al dios Liber/Baco. Igualmente se utilizaban alusiones al mundo acuático, como representaciones de ríos, ya fuese el Sarno, río que circundaba la ciudad, o el Nilo si los habitantes de la casa tenían implicaciones religiosas en el culto de Isis. También son frecuentes los erotes de bronce, figuras hechas en serie de las que, en ocasiones, se han encontrado varios ejemplares de un mismo tipo, ya fuese en la misma Pompeya o en otras zonas del Imperio.
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A la gran riqueza decorativa de este tipo de fuente había que sumar las pinturas murales que decoraban los muros del peristilo que, por regla general, representaban jardines abiertos creando sensación de profundidad, y la vegetación circundante, normalmente árboles o arbustos siempreverdes como laureles, adelfas, bojs, mirtos o durillos. Tal era el efecto que producen dichas fuentes que las casas donde se utilizaron éstas se construyeron siguiendo un eje axial que parte desde la puerta de entrada atravesando el atrio y el tablinum hasta llegar al peristilo; de esta forma desde la calle se ofrecía un espectáculo de riqueza y suntuosidad que debía ser la envidia de la mayoría de los viandantes.
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En Pompeya existen algunos ejemplos excepcionales como son las fuentes de los peristilos de la Casa de la Pequeña Fuente, de la Gran Fuente o del Oso, y son una de las mayores atracciones en la visita a las excavaciones. En la Getty Villa de Malibu, dedicada a la exhibición de arte antiguo, se ha recreado el ejemplar que muestro arriba, que copia la fuente de la llamada Casa de la Gran Fuente de Pompeya, y que muestra un ejemplar en todo su esplendor, con sus saltos de agua y decoraciones intactas.
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La foto está tomada de:

jueves, 14 de agosto de 2008

Como ya he hablado en otras ocasiones, el jardín pompeyano se caracteriza por presentar abundantes plantas siempreverdes entre las que se mezclan fuentes y estatuas de diverso tipo. Por regla general las estatuas decorativas son de pequeño formato y están realizadas en mármol o bronce, y aluden al mundo de Venus o Liber/Baco. Así, es frecuente encontrar hermas de personajes relacionados con el mundo báquico o dionisíaco: Baco, Ariadna, Sileno, sátiros, ménades...; pinax y oscillums decorados con elementos asociados al culto báquico: panteras, máscaras, cistas místicas, delfines...; y estatuillas de diverso tipo, en general representaciones de Venus, erotes, figuras del cortejo dionisíaco y animales.
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Las estatuillas suelen estar asociadas con fuentes, bien actuando como surtidores o como simples adornos dispuestos alrededor suyo. Se han descubierto jardines con sus decoraciones estatuarias intactas, como es el caso de los presentes en la Casa de los Amores Dorados, la Casa de los Vettii o la Casa de Marco Lucrecio, permitiendo recrear la suntuosidad de dichos espacios, aun cuando en muchos casos los elementos decorativos fuesen de baja calidad técnica.
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Si el jardín poseía una fuente en forma de edícula o templete, la hornacina acostumbraba a albergar una estatuilla que bien actuaba de surtidor, como en el ejemplo de la fotografía en el que el agua surgía de la boca del delfín que porta el erote, o bien de un surtidor dispuesto a sus pies. Esto mismo ocurría en los casos en los que se utilizaban fuentes y labrums de mármol labrado dispuestos entre los intercolumnios de los peristilos, en los que se utilizaban estatuillas, elevadas sobre pedestales, que lanzaban agua sobre ellas, y que presenta su máxima representación en el jardín de la Casa de los Vettii en Pompeya. Aunque lo más común eran estanques dispuestos al ras del suelo en el que podía aparecer un surtidor central con decoración figurativa o no, y estatuillas dispuestas a su alrededor, que podían actuar como surtidores o como simples elementos decorativos.
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Actualmente, salvo contadas excepciones, los jardines de las casas pompeyanas se encuentran vacíos, por lo que es difícil imaginar su riqueza original, a pesar de que lo más común es que las estatuillas y elementos decorativos fuesen de producción local y de escaso valor artístico. Sin embargo, los ricos colores con los que debían ir policromados dichos elementos y su presencia en medio del follaje debía ofrecer un bonito espectáculo.
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La estatuilla que muestro arriba decoraba uno de estos jardines, en concreto el de la Casa de la Fortuna, y actuaba como surtidor de un labrum de mármol dispuesto entre los intercolumnios del peristilo de la misma, y sorprende por su calidad en medio de la mediocridad del resto de elementos que decoraban dicho jardín.


domingo, 10 de agosto de 2008

Considero muy razonable la creencia céltica de que las almas de los seres perdidos están sufriendo cautiverio en el cuerpo de un ser inferior, un animal, un vegetal o una cosa inanimada, perdidos para nosotros hasta el día, que para muchos nunca llega, en que sucede que pasamos al lado del árbol, o que entramos en posesión del objeto que les sirve de cárcel. Entonces se estremecen, nos llaman, y en cuanto los reconocemos se rompe el maleficio. Y liberados por nosotros, vencen a la muerte y tornan a vivir en nuestra compañía.
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Así ocurre con nuestro pasado. Es trabajo perdido el querer evocarlo, e inútiles todos los afanes de nuestra inteligencia. Ocúltase fuera de sus dominios y de su alcance, en un objeto material (en la sensación que ese objeto material nos daría) que no sospechamos. Y del azar depende que nos encontremos con ese objeto antes de que nos llegue la muerte, o que no le encontremos nunca.
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"Por el camino de Swann"; En busca del tiempo perdido, Marcel Proust

viernes, 8 de agosto de 2008

¡Damas y caballeros, bienvenidos a la violencia! De palabra y acción, porque la violencia puede manifestarse de muchos aspectos... aunque su preferido es el sexo. La violencia debora todo lo que toca. Su apetito casi nunca está satisfecho, sin importar lo que destruya (...).
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Examinemos esta nueva y maligna creación bajo el aspecto de un cuerpo femenino... brillante y lustroso; un cuerpo dócil y flexible ¡Pero atención, no bajen la guardia! Esta especie causa estragos sóla o en grupos, sin importarle el lugar, el momento ni a quien (...).
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Faster, Pussicat! Kill! Kill!, Russ Meyer
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jueves, 7 de agosto de 2008

Los primeros ejemplos de decoraciones murales de época romana son aquellos que pertenecen al denominado I estilo pompeyano. De origen helenístico, se caracteriza por imitar incrustaciones de mármoles lujosos, desarrollándose entre finales del siglo II e inicios del siglo I a. de C. Es un estilo monótono y repetitivo, en el que siempre se imitan con estucos labrados las distintas lastras marmóreas, componiendo decoraciones más o menos lujosas que, excepcionalmente, se ven enriquecidas con frisos decorativos ya sean de tipo vegetal o figurativo.
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Aunque se conservan originales helenísticos en la isla griega de Delos, los ejemplos mejor conservados y en mayor número se encuentran en la ciudad de Pompeya. Se conservan todo tipo de ambientes decorados en este estilo, ya sea atrios, cubículums, peristilos..., que guardan una extraordinaria similitud en sus decoraciones. Por regla general presentan un zócalo liso sobre el que se disponen varias bandas de lastras marmóreas coronadas por varias cornisas de estuco y éstas, a su vez, presentan sobre ellas un área sin decoración, pintada en un color liso, o más raramente un friso compuesto por semicolumnas o triglifos y metopas.
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Ejemplos bien conservados hay muchos, pero quizás uno de los conjuntos más destacados es el de la Casa de Salustio en Pompeya. Conserva decoraciones de I estilo en el atrio y en las estancias que se abren a éste, el tablinum, las alae y algunos cubículums. Destaca esta decoración por su magnificencia y suntuosidad que debía recordar bastante a las riquísimas decoraciones de los palacios de las cortes helenísticas. Aunque estas pinturas actualmente están deslustradas, el grabado de arriba muestra la riqueza de color que presentaban dichas decoraciones durante su descubrimiento y da una idea de la riqueza decorativa que podía presentar el atrio de una vivienda suntuosa.
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En recientes excavaciones llevadas a cabo en la misma ciudad de Pompeya se ha descubierto un nuevo estilo decorativo anterior al I estilo. Se trata del llamado "estilo cero", que data del período samnita (siglo IV a. de C.), que es similar a las pinturas murales descubiertas en algunas fosas de inhumación de la misma época actualmente albergadas en el Museo Archeologico Nazionale di Napoli, y que nos habla de casas suntuosas en un tiempo muy anterior al que se venía pensando hasta ahora.

martes, 5 de agosto de 2008

Para aliviar el rigor estival y reirme un poco vuelvo a hacer una incursión en el mundo de Helen Richardson. Por fin he podido ver, o al menos lo he intentado, una de sus películas y puedo constatar que es malísima, cargada de tópicos y actuaciones más que dudosas, pero sus actuaciones musicales son tremendas, sin ningún desperdicio. La película en cuestión es Don y de ahí extraigo dos números, el primero en el que aparece Helen con su compañero de reparto Amitabh Bachchan, uno de los grandes galanes del cine hindú, y el segundo en el que aparece Amitabh en un numerito que poco o nada tiene que envidiar al mismísimo Peret. Espectacular!!!
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viernes, 1 de agosto de 2008

Una de las más bellas películas que he visto es, sin duda, Pather Panchali (La canción del camino) perteneciente a la Trilogía de Apu del director bengalí Satyajit Ray. Narra la infancia del protagonista, Apu, haciendo especial hincapié en la influencia de su hermana Durga, un personaje entrañable donde los haya, que fascina en cada una de las escenas en las que aparece. Desde luego para mí es una de las películas imprescindibles en la historia del cine.
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Como ejemplo muestro una escena bellísima en la que Apu y Durga descubren algo desconocido en su mundo de absoluta pobreza, el paso de un tren:
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