jueves, 14 de agosto de 2008

Como ya he hablado en otras ocasiones, el jardín pompeyano se caracteriza por presentar abundantes plantas siempreverdes entre las que se mezclan fuentes y estatuas de diverso tipo. Por regla general las estatuas decorativas son de pequeño formato y están realizadas en mármol o bronce, y aluden al mundo de Venus o Liber/Baco. Así, es frecuente encontrar hermas de personajes relacionados con el mundo báquico o dionisíaco: Baco, Ariadna, Sileno, sátiros, ménades...; pinax y oscillums decorados con elementos asociados al culto báquico: panteras, máscaras, cistas místicas, delfines...; y estatuillas de diverso tipo, en general representaciones de Venus, erotes, figuras del cortejo dionisíaco y animales.
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Las estatuillas suelen estar asociadas con fuentes, bien actuando como surtidores o como simples adornos dispuestos alrededor suyo. Se han descubierto jardines con sus decoraciones estatuarias intactas, como es el caso de los presentes en la Casa de los Amores Dorados, la Casa de los Vettii o la Casa de Marco Lucrecio, permitiendo recrear la suntuosidad de dichos espacios, aun cuando en muchos casos los elementos decorativos fuesen de baja calidad técnica.
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Si el jardín poseía una fuente en forma de edícula o templete, la hornacina acostumbraba a albergar una estatuilla que bien actuaba de surtidor, como en el ejemplo de la fotografía en el que el agua surgía de la boca del delfín que porta el erote, o bien de un surtidor dispuesto a sus pies. Esto mismo ocurría en los casos en los que se utilizaban fuentes y labrums de mármol labrado dispuestos entre los intercolumnios de los peristilos, en los que se utilizaban estatuillas, elevadas sobre pedestales, que lanzaban agua sobre ellas, y que presenta su máxima representación en el jardín de la Casa de los Vettii en Pompeya. Aunque lo más común eran estanques dispuestos al ras del suelo en el que podía aparecer un surtidor central con decoración figurativa o no, y estatuillas dispuestas a su alrededor, que podían actuar como surtidores o como simples elementos decorativos.
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Actualmente, salvo contadas excepciones, los jardines de las casas pompeyanas se encuentran vacíos, por lo que es difícil imaginar su riqueza original, a pesar de que lo más común es que las estatuillas y elementos decorativos fuesen de producción local y de escaso valor artístico. Sin embargo, los ricos colores con los que debían ir policromados dichos elementos y su presencia en medio del follaje debía ofrecer un bonito espectáculo.
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La estatuilla que muestro arriba decoraba uno de estos jardines, en concreto el de la Casa de la Fortuna, y actuaba como surtidor de un labrum de mármol dispuesto entre los intercolumnios del peristilo de la misma, y sorprende por su calidad en medio de la mediocridad del resto de elementos que decoraban dicho jardín.


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