Testimonio de un clima mucho más húmedo que el actual es la frecuente representación del calamón común (porphyrio porphyrio) en las pinturas murales pompeyanas. Su presencia debía ser común en la zona, en especial por la localización de la desembocadura del río Sarno junto a la ciudad de Pompeya, que se caracterizaba por presentar una marisma con numerosas dunas cubiertas de cañas y vegetación, su hábitat habitual.
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Actualmente el río Sarno ha cambiado su curso y el clima es mucho más cálido lo que ha hecho que ésta y otras muchas aves acuáticas hayan abandonado el sur de Italia, conociendo su existencia únicamente por las referencias de los autores clásicos, en especial Plinio el Viejo, y sus representaciones artísticas.
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Entre las muchas representaciones del calamón quizá la más bella sea ésta que, como la paloma torcaz del post anterior, decoraba un oecus abierto al jardín de la Casa del Brazalete de Oro en Pompeya. Aquí aparece en un contexto naturalista, mezclado entre la vegetación, pero la representación más frecuente es aquella que lo muestra sobre un fondo neutro picoteando frutas del suelo, y que es como aparece en la Casa de Julio Polybio o en la Casa de la Pequeña Fuente.
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