El temor a las personas portadoras de la mala suerte o fascinum requería la práctica de rituales para neutralizar los maleficios. En general bastaba con hacer un gesto, el llamado "mano impúdica", consistente en figurar, entrecruzando los dedos, la unión de los dos sexos, para combatirlo. Sin embargo es frecuente encontrar el falo, símbolo del poder fecundante de la naturaleza, en las fachadas de casas y comercios pompeyanos, elevado a la dignidad de numen tutelar de la vivienda, protegiendolos contra el mal agüero y favoreciendo la buena fortuna de sus moradores.
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El ejemplo de arriba es un claro ejemplo de ello, decoraba el frente de un horno de una panadería pompeyana, y su inscripción "Hic habitat felicitas" (Aquí habita la felicidad) confirma el valor protector de dicho símbolo.
2 comentarios:
ratificas la observación! qué falocéntricos eran los romanos?
a eso se refiere el dicho "estás más sobao que la picha de un romano"???
No había oído esa expresión nunca. De todos modos ¿no hará referencia a los romanos actuales?
Lo mismo da unos que otros todas las culturas mediterráneas son falocéntricas, sólo hay que ver como somos los españoles que no se nos quita la palabra "polla" de la boca.
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