Las fuentes del tipo edícula son una de las diversas tipologías de fuentes que decoraban los jardines romanos, pero quizá la que más nos sorprende hoy en día, por su riqueza decorativa. En Pompeya se han descubierto varios ejemplos muy significativos, pero en el resto de Italia han aparecido otros ejemplos bien conservados habitualmente ligados a ninfeos, como ocurre en Pipiano o en Baiae, ambas en el Golfo de Nápoles, o en la misma Roma, como el descubierto bajo el Palazzo Massimo.
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Se trata de construcciones de mampostería en forma de templete ricamente decoradas con mosaicos, rocalla, conchas marinas y estatuas decorativas. El esquema formal se repite una y otra vez, pero las decoraciones varían en cada caso. Normalmente, como ocurre en el caso de arriba, se asientan sobre un zócalo de mármol blanco, sobre el que aparece un arco, rematado por un tímpano triangular, ricamente decorado con mosaicos polícromos y conchas marinas o con estucos polícromos, o la combinación de dichos elementos. La hornacina suele estar decorada con mosaicos, conchas y rocalla, creando riquísimos efectos decorativos. En el centro de dicha hornacina se dispone un surtidor del que mana agua que cae al estanque central a través de una escalera marmórea, motivo muy querido por los paisajistas romanos.
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El salto de agua se hacía a través de un surtidor que podía estar integrado en la decoración de la hornacina, como ocurre en el caso de arriba, o bien utilizar una estatua marmórea o broncínea con un surtidor integrado. Por los ejemplos conservados en Pompeya se sabe que una de las estatuas más utilizadas como surtidor de fuente es Sileno con el odre, de cuyo interior surgía el chorro de agua, y que se justifica por la consagración del jardín al dios Liber/Baco. Igualmente se utilizaban alusiones al mundo acuático, como representaciones de ríos, ya fuese el Sarno, río que circundaba la ciudad, o el Nilo si los habitantes de la casa tenían implicaciones religiosas en el culto de Isis. También son frecuentes los erotes de bronce, figuras hechas en serie de las que, en ocasiones, se han encontrado varios ejemplares de un mismo tipo, ya fuese en la misma Pompeya o en otras zonas del Imperio.
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A la gran riqueza decorativa de este tipo de fuente había que sumar las pinturas murales que decoraban los muros del peristilo que, por regla general, representaban jardines abiertos creando sensación de profundidad, y la vegetación circundante, normalmente árboles o arbustos siempreverdes como laureles, adelfas, bojs, mirtos o durillos. Tal era el efecto que producen dichas fuentes que las casas donde se utilizaron éstas se construyeron siguiendo un eje axial que parte desde la puerta de entrada atravesando el atrio y el tablinum hasta llegar al peristilo; de esta forma desde la calle se ofrecía un espectáculo de riqueza y suntuosidad que debía ser la envidia de la mayoría de los viandantes.
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En Pompeya existen algunos ejemplos excepcionales como son las fuentes de los peristilos de la Casa de la Pequeña Fuente, de la Gran Fuente o del Oso, y son una de las mayores atracciones en la visita a las excavaciones. En la Getty Villa de Malibu, dedicada a la exhibición de arte antiguo, se ha recreado el ejemplar que muestro arriba, que copia la fuente de la llamada Casa de la Gran Fuente de Pompeya, y que muestra un ejemplar en todo su esplendor, con sus saltos de agua y decoraciones intactas.
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