domingo, 10 de agosto de 2008

Considero muy razonable la creencia céltica de que las almas de los seres perdidos están sufriendo cautiverio en el cuerpo de un ser inferior, un animal, un vegetal o una cosa inanimada, perdidos para nosotros hasta el día, que para muchos nunca llega, en que sucede que pasamos al lado del árbol, o que entramos en posesión del objeto que les sirve de cárcel. Entonces se estremecen, nos llaman, y en cuanto los reconocemos se rompe el maleficio. Y liberados por nosotros, vencen a la muerte y tornan a vivir en nuestra compañía.
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Así ocurre con nuestro pasado. Es trabajo perdido el querer evocarlo, e inútiles todos los afanes de nuestra inteligencia. Ocúltase fuera de sus dominios y de su alcance, en un objeto material (en la sensación que ese objeto material nos daría) que no sospechamos. Y del azar depende que nos encontremos con ese objeto antes de que nos llegue la muerte, o que no le encontremos nunca.
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"Por el camino de Swann"; En busca del tiempo perdido, Marcel Proust

2 comentarios:

sandra dijo...

uno de los libros mas bonitos que ha caido en mis manos...

El llano Galvín dijo...

Yo también estoy de acuerdo contigo, es un libro muy bonito. La forma que tiene Proust de ver las cosas es muy especial, muy poética...