La bonanza del clima pompeyano y la forma de vida romana, que gustaba del mundo campestre y del contacto con la naturaleza, favorecía la construcción de comedores o tricliniums de verano en los jardines de numerosas viviendas. Por regla general los lechos de estos tricliniums estaban construidos de obra y, más raramente, en madera, y solían estar cubiertos de emparrados para asegurar una buena sombra y frescor durante los meses estivales.
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Normalmente se construía el clásico triclinium, comedor con tres lechos, y más raramente el biclinium, comedor con dos lechos, aunque no falten ejemplos en Pompeya. Fuesen de un modo u otro, si estaban construidos de obra nunca se dejaba la mampostería a la vista, sino que se recubrían con un enlucido pintado al fresco o se recubrían con placas de mármol, como en el ejemplo de la fotografía. Este recubrimiento favorecía su conservación y daba un aspecto de mayor o menor lujo a los jardines donde se encontraban. En cualquier caso nunca podremos saber el aspecto que ofrecerían durante los banquetes, cuando se cubrían con colchones y cojines confeccionados con telas de vistosos colores, y el contraste que ofrecerían con la vegetación circundante y los juegos de agua que normalmente van asociados con este tipo de construcciones.
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Este ejemplo procede de la Casa de Sutoria Primigenia en Pompeya y lo he utilizado como modelo para el triclinium estival del jardín de la casa de Vibia Sabina.
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