sábado, 8 de noviembre de 2008

Uno de los muebles más populares y conocidos del mundo romano es la mensa delphica o mesa circular sostenida por tres patas más o menos decoradas. Se han conservado sus restos en todo el Imperio Romano especialmente por el hecho de que muchas de ellas fueron fabricadas en mármol para ser expuestas en áreas abiertas, en general peristilos y jardines; sin embargo esas piezas eran escasas, sólo presentes en viviendas muy adineradas, siendo mucho más comunes las de madera, de las que se conservan únicamente algunos ejemplos.
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Este tipo de mesa procede de un prototipo helenístico probablemente inspirado en el trípode del Templo de Apolo en Delfos (1), de ahí su nombre, aunque en época romana su decoración aumentó, llegando a conseguir modelos muy barrocos. Por regla general la decoración se concentra en las patas, que presentan dos tercios de su superficie totalmente decorada. El pie acostumbra a representar una zarpa leonina o una pezuña bovina, mientras que la zona media puede decorarse con prótomos de león, grifo, seres humanos o incluso lebreles a la carrera, aunque hay muchas excepciones.
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Los ejemplares de madera son escasos y los más señalados son los procedentes de Herculano y Egipto, aunque no falten ejemplos procedentes de Inglaterra o Crimea. Quizás uno de los más bellos ejemplos sea la pequeña mesa que alberga el Ermitage de San Petersburgo, decorada con zarpas leoninas y prótomos de cisne, aunque los ejemplares procedentes de Herculano son los más variados y que más estudios han permitido llevar a cabo. Éstos últimos se encuentran fabricados en madera de abeto, procedente de las faldas del Vesubio y del monte Somma o de los lejanos Alpes; sólo futuros estudios dendrocronológicos permitirán saberlo. Presentan ensamblajes sencillos y, en ocasiones, el sobre se encontraba enriquecido con labores de marquetería, lo que aumentaría el valor del mueble.
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Estas mesas son de pequeño tamaño y eran frecuentemente usadas en los tricliniums, situadas a los pies del lectus triclinar para poder sostener bandejas y copas, tal y como muestran numerosos frescos del área vesubiana. Otros usos también eran frecuentes ya que no conocían los romanos tantas variedades de muebles como nosotros, así que lo mismo funcionaban como mesas de comedor que como pequeños expositores o muebles auxiliares. También es frecuente encontrar este tipo de mesa asociada con el mundo funerario apareciendo, con ofrendas, bajo las representaciones del difunto cuando éste está tendido sobre el lectus convivialis.
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Los ejemplares procedentes de Herculano pertenecen a contextos domésticos y, en general, proceden de viviendas adineradas por lo que se trata de piezas de calidad, como el ejemplar expuesto arriba, descubierto en la Casa de M. Pilius Primigenius Granianus.
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(1) Según los estudios llevados a cabo por Pernice en los años 30 este famoso trípode no era tal, sino una pequeña mesa de ofrendas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me fascina la cantidad de restos arqueológicos que se han encontrado en Herculano y, por supuesto, en Pompeya. La foto del trípode es muy hermosa; me asombra el lujo que tenían alunos de estos muebles.

Un abrazo

El llano Galvín dijo...

Hola M@riel!!
Tienes razón, la cantidad de objetos que ha reportado el área vesubiana es inmensa y nos permiten conocer realmente los modos de vidas romanos, aunque sólo sea en un período de tiempo muy determinado y en un área geográfica concreta. En cualquier caso, imagino que las diferencias de usos y costumbres con otras áreas del Imperio no serían tantas como para que no sirvan como referencia.
Un abrazo!!!!