domingo, 30 de noviembre de 2008

El segundo tipo de lecho conocido es aquel cuyo cabecero estaba decorado con el fulcrum, pieza de madera con una forma sinuosa, a modo de almohadón, que servía para reposar la cabeza durante el sueño. Aunque a primera vista pueda parecer incómodo, iba completamente cubierto por el colchón que cubría el resto de la cama, por lo que debía ser mullido e incluso cómodo.
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El fulcrum, por regla general, presentaba sus laterales ricamente decorados. Los modelos más comunes son los de bronce combinados con apliques de plata, cobre y hueso, siendo uno de los mejores ejemplares hasta ahora descubierto el exhibido en la Centrale Montemartini de Roma, procedente de Amiterno; sin embargo, el hecho de que se trate de un lecho funerario, o tal vez de parada, con doble cabecero hace que sea un ejemplo un tanto especial y menos común (http://www.centralemontemartini.org/percorsi/percorsi_per_sale/sala_colonne/arredi_funerari_e_domestici).
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Los modelos más sencillos de fulcrum presentan una estructura de bronce, aunque lo más probable es que la mayoría se fabricasen en madera y hayan desaparecido, decorada con un disco en su parte inferior y en su remate con un prótomo animal, en general de cisne o de mula. Los modelos más elaborados presentan el disco decorado con un busto de uno de los personajes del cortejo báquico, normalmente Sileno, o con uno de un erote, aunque hay excepciones. El remate, en cambio, suele decorarse, incluso en los modelos más elaborados, con un prótomo de mula o cisne, aunque también se conocen algunos con prótomos de perro, elefante e incluso figuras humanas recostadas. El espacio intermedio comprendido entre el disco y el remate puede aparecer sin ninguna decoración, pero lo más común es que presente ricos motivos vegetales.
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Lo que sí era común en todos ellos eran las patas de bronce imitando la madera torneada. Se han descubierto ejemplares a lo largo de todo el Imperio, destacando por su número los procedentes del Norte de África o el magnífico ejemplar descubierto en el naufragio de Fourmige, de bronce dorado.
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Aunque se han podido reconstruir varios ejemplares en Roma, Chieti, Nueva York..., algunos de ellos de gran opulencia al haberse fabricado en marfil, he elegido este sencillo lecho, descubierto en una de las villas de Boscoreale y actualmente albergado en el Staatliche Museen de Berlín, como muestra de este tipo de lecho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si bien el modelo de lecho del anterior post ya me gustaba, éste que hoy presentas es aún más hermoso. Tus explicaciones acerca de los muebles romanos son sumamente ilustrativas.
Un fuerte abrazo!

El llano Galvín dijo...

A mí también me gusta mucho este lecho, creo que es muy elegante, aunque hay modelos tan recargados que llegan a ser agotadores, como el de la Villa de Lucio Vero en Aqqua Traversa, todo lleno de plaquitas de marfil y cristal. Gracias por tu comentario!!