martes, 6 de mayo de 2008

Un niño que respira desde su nacimiento y que nunca se ha fijado en ello, no sabe lo esencial que es para su vida el aire que llena su pecho con tanta suavidad que ni siquiera se da cuenta ¿Y si durante un ataque de fiebre, en una convulsión, se ahoga? En el esfuerzo desesperado de su ser casi se debate por vivir, por la tranquilidad perdida que sólo recobrará con el aire del que no lo sabía indisociable.
ñ
El indiferente, Marcel Proust

2 comentarios:

Fujur dijo...

Leches! de San Estebán del Valle! No conocerás a una anciana que se llama Celia Sines???

un abrazo!

El llano Galvín dijo...

No doy crédito!!!! ¿Conoces mi pueblo? Me parto de la risa!!! No sé quién es Celia, al menos por el nombre y el apellido, quizás si supiese su apodo mi madre sí la conozca.
Una amiga dice que todo el mundo tiene, al menos, una persona en común, y que si tiras del hilo encontrarás a amigos, familiares o conocidos de tus allegados o conocidos por todas partes del mundo. Veo que es verdad. Ja, ja, ja!
Un abrazo!!!!