Durante el último período de vida de Pompeya y del resto del área vesubiana se produjo una gran explosión artística. Tras el terremoto del año 62 d. de C., que asoló la región, fue preciso reconstruir viviendas y edificios dañados y decorarlos con el gusto del momento.

A pesar de las dificultades económicas que debieron de pasar numerosas familias para salir adelante, otras muchas con grandes recursos redecoraron sus villas y viviendas con gran lujo, probablemente por talleres venidos de la cercana Nápoles o de la misma Roma. Éste es el caso de los propietarios de las villas de Stabiae y Boscoreale, donde se han descubierto decoraciones extraordinarias.

Este ejemplo procede de la villa de Ariadna en Stabiae y decoraba una diaeta o cubículum diurno. El tipo de decoración no es muy común en el área vesubiana, aunque no falten ejemplos. Se trata de paramentos decorados con una retícula decorativa repetitiva, a modo de tapicería que cubriese los muros.

El efecto decorativo es muy rico y recuerda a las decoraciones de papel pintado de las viviendas del siglo XIX, aunque al estar realizadas al fresco la riqueza era mucho mayor.

En la casa de Vibia Sabina no podía faltar, decorando un oecus o sala de recepción abierta al peristilo.