Cyparissos o Cipariso era uno de los amantes de Apolo. Éste le regaló un ciervo para que le hiciese compañía, pero un día lo mató accidentalmente quedando sumido en la mayor de las tristezas, solicitando a Apolo que le permitiese que sus lágrimas cayesen para siempre. Apolo le escuchó y le convirtió en ciprés, de modo que sus lágrimas siempre caen en la forma de pequeñas gotas de resina que resbalan por el tronco del árbol.

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Este mito como otros muchos intenta justificar la existencia de distintas plantas o animales en la naturaleza. Al tratarse de un tema amoroso y naturalista es frecuente su representación en ambientes abiertos a jardines o en los propios peristilos. Este ejemplo en particular procede de un oecus abierto al atrio de la Casa de los Vettii en Pompeya.

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La sencilla composición del emblema es muy característica de la pintura clásica, representándose de este modo numerosos temas, especialmente Narciso mirándose en la fuente, la Venus pescadora o héroes en reposo.

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En la casa de Vibia Sabina este emblema decora uno de los cubículums abierto al peristilo.