martes, 31 de marzo de 2009

Representaciones de insectos son relativamente comunes en las decoraciones murales del IV estilo pompeyano, en especial aquellas compuestas por candelabros vegetales o tirsos muy estilizados sobre fondo blanco. Copiados del natural son reconocibles numerosas variedades, aunque las más comunes son mariposas y saltamontes, como el ejemplo de arriba que forma parte de la decoración del pórtico del jardín con piscina de la Villa de Sabina Poppaea en Oplontis.
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Estas representaciones son meros detalles dentro de una decoración global, sin embargo en ocasiones forman parte de un emblema decorativo, como el ejemplar -actualmente perdido- procedente de Herculano que mostraba a un saltamontes conduciendo un carro tirado por un loro, y que según Kenner probablemente se tratase de una parodia de las entradas triunfales de los emperadores en Roma.
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Se trate de elementos decorativos o no su representación es importante para conocer parte de la vida del pasado, ya que hallazgos de insectos son poco comunes y, sin embargo, dan una idea del tipo de vegetación asociada a cada región y de su clima, no siempre tan similar al actual como creemos.

5 comentarios:

Charo Marco dijo...

Muy curioso tu artículo. Felicidades.
Un abrazo

m dijo...

Un chapulín!
jajajajajjaaja
Aqui se comen, y son todo un símbolo, sabías?

El llano Galvín dijo...

Hola Charo!!
Muchas gracias por tu comentario. Espero que estén funcionando bien vuestros Ludi. Un beso!!!

El llano Galvín dijo...

Hola María ¿ya no eres La cartera?
No sabía que los chapulines fuesen un símbolo, pero sí que los he comido. No están malos pero prefiero comer unos panchitos de aperitivo que un platillo de saltamontes, será cultural...
Un beso!!!

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

Pues claro que sí, aparte de su belleza y de ilustrarnos el modus vivendi de los habitantes de estas fastuosas domus, a la comunidad científica todos estos hallazgos le aportan un sinfín de conocimientos, inclusive la flora y fauna propias del lugar, algunas de cuyas especies podrían estar ahora desaparecidas, al menos en esas localizaciones. Y la pena es que no he sacado foto del saltamontitos de marras y eso que no paro de disparar a diestro y siniestro y que en la villa de la familia de Sabina Poppaea de Oplontis sí que estuve. De todos esos yacimientos, a donde no me dio tiempo a ir fue a Stabia, porque en Pompeya empleé dos jornadas enteras y todavía me quedaron muchas domus, ya que había muchas cerradas. Un besote, Juan Carlos, que contigo siempre aprendo algo más.