sábado, 11 de septiembre de 2010

"Tenía lo que se denomina vida interior y no sabía que la tenía. Vivía de sí misma como si comiese sus propias entrañas. Cuando iba al trabajo parecía una loca mansa, porque mientras viajaba en autobús se perdía en el devaneo de sueños elevados y deslumbrantes. Estos sueños, de tanta interioridad que tenían, estaban vacíos porque les faltaba el núcleo esencial de una experiencia previa de..., de éxtasis, digamos. La mayor parte del tiempo, sin saberlo, tenía el vacío que llena el alma de los santos. ¿Era una santa? Al parecer. No sabía que meditaba porque no sabía lo que quería decir esa palabra. Pero presumo que su vida era una larga meditación sobre la nada. Sólo que necesitaba de los demás para creer en sí misma, porque de lo contrario se podía perder en los sucesivos vacíos circulares que había en ella (...)".
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La hora de la estrella, Clarice Lispector

4 comentarios:

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

¡Hola, Juan Carlos! Interesante párrafo de una obra desconocida para mí, pero que promete estar bien y más si tú editas este fragmento de ella como post. ¿Qué tal va todo? Espero que genial. Te dejo con un besito y mis mejores deseos para la semana.

El llano Galvín dijo...

Hola Mayte!!
Yo tampoco conocía a Lispector hasta que me la recomendaron. Tiene una lectura incómoda porque disecciona al ser humano igual que un biólogo a un insecto, no se anda con tapujos.
Buena semana para tí también, yo estoy que no paro. Un beso!!!

Isabel Barceló Chico dijo...

Terrible descripción. Estamos muy expuestos a perdernos en el vacío, aunque sea un vacío diferente de este que describe Lispector. Me alegro de tu regreso, querido amigo. Te he puesto en mi blogroll.

El llano Galvín dijo...

Hola Isabel!!
Qué bien tenerte por aquí. Espero poder estar por aquí más a menudo aunque las obligaciones mandan...
Es muy descarnada la visión de Lispector pero así somos ¿no?
Gracias por enlazarme, un beso!!