domingo, 4 de enero de 2009

A pesar de la abundancia de pinturas murales romanas conservadas, son relativamente escasos los techos preservados, ya sea por su fácil deterioro al ser el área mas expuesta a la entrada de humedad y a su destrozo al caer sobre los pavimentos, o por el uso de defectuosas técnicas de excavación, que hasta hace relativamente poco tiempo desechaban pequeños fragmentos inconexos. Las nuevas técnicas de excavación y restauración han permitido recomponer no pocos techos y han dado a conocer la riqueza cromática que decoraba cada palmo de la casa romana.
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Como siempre en estos casos, son las ciudades del área vesubiana las que mayor cantidad de ejemplos han conservado, permitiendo conocer de forma somera las tipologías utilizadas, al menos, hasta el siglo I d. de C., que se han ido completando con magníficos ejemplos procedentes de la misma ciudad de Roma, como los procedentes de la Casa de Augusto en el Palatino o la Domus Aurea de Nerón, por citar algunos casos.
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Por regla general, durante los estilos I y II, se realizan imitaciones de artesonados de madera más o menos complejos; idea que pervive durante los estilos III y IV, aunque con motivos decorativos más variados, con elementos entrelazados entre sí y con un gran predominio de la línea curva, usando líneas sinuosas o círculos entrelazados que dan lugar a complejos entramados de tipo vegetal o geométrico, según el gusto del comitente. Además, surgen nuevas tipologías que combinan varias bóvedas en un mismo techo, así no es raro encontrar combinaciones de bóvedas rebajadas con techos planos, o varias bóvedas rebajadas situadas en distintos planos creando ricos efectos de claroscuro. Estas bóvedas suelen pintarse con paños decorativos más o menos complejos que surgen a partir de un medallón central en el que se encuentra el motivo decorativo más importante. Los ejemplos más significativos de este tipo de techos se encuentran en la ciudad de Herculano y en las suntuosas villas de Stabiae y Oplontis (http://www.flickr.com/photos/eucharisto_deo/2259437278/in/set-72157608890888307/ o http://www.flickr.com/photos/eucharisto_deo/940507876/in/set-72157608890888307/).
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Sin embargo, son las distintas imitaciones de artesonados las más comunes. Durante los estilos III y IV el entramado reticular del artesanado se desdibuja creando composiciones decorativas en las que se incorporan medallones y otras formas geométricas (estrellas, octógonos...) en las que se insertan ricos motivos decorativos ya sea pintados o realizados con estuco. Esta combinación de pintura y estuco comienza a ser común en el último periodo de vida del área vesubiana, durante los reinados de Claudio, Nerón y Vespasiano, conservándose bellísimos ejemplos. Uno de ellos es el ejemplo expuesto arriba, fragmento de una decoración del período claudio-neroniano a base de un entramado cuadrangular en el que se insertan medallones circulares decorados con motivos dionisíacos, en este caso un sátiro y una ménade danzante.

2 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Muy interesante. El fragmento que has puesto es precioso, y debo decirte que he guardado la imagen en mis archivos, si no quieres que la use, no tienes más que decírmelo. Y los enlaces están muy bien. He disfrutado mucho de esta entrada. Un abrazo muy fuerte y feliz año.

El llano Galvín dijo...

Hola Isabel, feliz año!!
Me alegra mucho que te haya gustado la imagen, a mí me parece increible. Ni que decir tiene que puedes usarla sin problema.
Un beso!!!