Siguiendo el post iniciado por M@riel (http://hijosdemarte.blogspot.com/2009/05/un-poco-de-color.html), en el que hablaba de la policromía de la escultura clásica, voy a hablar brevemente de algunos aspectos olvidados por los artistas que han reproducido el color de la Antigüedad.
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El hecho de que pocos ejemplares hayan conservado sus policromías íntegras o, al menos, en buen estado de conservación ha hecho que los artistas que las han recreado se inspirasen en modelos conocidos aunque fuesen de otras épocas. Eso es lo que ha llevado a algunos, como Ludwig Otto del Albertinum de Dresde, a reconstruir policromías pesadas similares a las barrocas europeas.
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Las esculturas que han conservado sus policromías son de dos tipos: las cerámicas, de pequeño tamaño y fabricadas en serie, y las marmóreas, en general de mayor calidad y mayor tamaño. En ambos casos los policromadores trabajaban de distinto modo, puesto que el material de base es muy diferente y es lo que parecen haber olvidado algunos artistas.
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La cerámica admitía un policromado completo, como de hecho lo confirman la infinidad de ejemplares conservados, y suele caracterizarse por tratarse de una policromía burda y hecha en serie, realizada con colores vivos y planos que sorprende en la actualidad. Sin embargo algunas figurillas de calidad conservan otro tipo de policromía, realizada por pintores cualificados, que muestra colores trabajados para crear numerosos matices y poblados de detalles decorativos. Algunos de los mejores ejemplares de este tipo pertenecen al grupo de cerámicas de Tanagra y permiten hacernos una idea clara del color y su forma de aplicación en la Grecia Clásica.
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Estas figurillas muestran que el color se centra específicamente en el cabello, el vestido y el calzado, mientras que se busca un tono pálido para las carnaciones y ligeros toques de color para señalar ojos, cejas y labios.
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Quizás lo que más sorprende de todas estas figurillas es el color rojizo empleado para los cabellos y es que debe tratarse de un convencionalismo pictórico puesto que la gran mayoría de ejemplares conservados, sean de un material u otro, así lo presentan. También sorprende el colorido de los vestidos, por regla general muy alegre, con abundancia de rosas, rojos y azules y abundantes aplicaciones de dorados, normalmente en forma de franjas en el borde de mantos y túnicas, aunque algunos ejemplares muestran muchos más detalles.
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Las esculturas marmóreas utilizan los mismos convencionalismos pictóricos, sin embargo, lo que olvidan los artistas actuales o pasados es que el mármol se ha buscado por su calidad y no tenía sentido ocultarlo bajo numerosas capas de color. De hecho, las policromías se centraban exclusivamente en cabellos, vestidos y calzado, además de algunos detalles anatómicos, pero que carnaciones y algunos detalles decorativos utilizaban el color marfileño del mármol como color. Esto aparece reflejado tanto en los ejemplares conservados como en las representaciones de esculturas en pinturas murales, que muestran figuras blanquecinas pero con algunos elementos policromados, como se puede observar en la figura de Marte del jardín de la Casa de Venus Marina en Pompeya o en las esculturas de jardín del cubículum azul de la Casa del Vergel de la misma ciudad.
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Aunque el aspecto original debía ser chocante para nuestra visión actual, puesto que su colorido nos recordaría a las tallas policromadas barrocas o más bien a las figuras de alabastro policromadas góticas, el hombre de la Antigüedad no entendía el arte sin color y las esculturas y edificios que habitaban nada tenían que ver con lo que actualmente observamos.
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Uno de los mejores ejemplos de policromía ha sido descubierto en 2006 en Herculano y se trata del ejemplar arriba expuesto, mármol del período augusteo procedente de la Basílica Noniana de dicha ciudad. Se trata de un ejemplar de alta calidad técnica que mezcla dos tipos estatuarios distintos, la Amazona del tipo Sosikles y del tipo Sciarra, aunque la ausencia de su cuerpo impide determinar si dicha cabeza coronaba una estatua de Amazona u otra escultura de tipo ecléctico propia del siglo I a. de C.
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5 comentarios:
Hola, Juan Carlos!! Pues sí, he visto esculturas marmóreas romanas con restos de esa policrómía en algunos museos y al principio también me sorprendió y es cierto que las encarnaduras se dejaban sin pintar para que resaltase el color marfileño del mármol. Y sobre la cerámica es curioso el convencionalismo ese sobre los cabellos rojizos. Estupenda y muy didáctica esta entrada, como todas las tuyas, Juan Carlos. Y ya que estoy aquí aprovecho a agradecerte tu visita, lectura y comentario. Me alegro que coincidamos también en gustos cinéfilos y que tengas ese libro con los fotogramas de la peli, porque sí, es estética pura. Un besote y muy feliz semana, chiquillo.
Hola Mayte!!
Muchas gracias por tu comentario. Tú que eres una gran viajera habrás visto que todas las culturas antiguas usaban el color con profusión y sin miedo como parece que ocurre hoy día.
El libro que te comenté está escrito en taiwanés pero es un lujo, te paso la referencia por si algún día puedes hojearlo: "2046" de la editorial TTV Cultural. Además es desmontable para poder utilizar las imágenes como cuadros.
Un beso!!!
Teniendo en cuenta los tratamientos y pigmentos que tenemos en la actualidad... mucho me temo que la escultura grecoromana gana sin los colores... no sé, a primera vista, las estatuas pintadas parecen "horteras", ya ni te digo el Partenón...
Ja, ja, ja!! A mí no me parecen horteras aunque sí te reconozco que algunas figuras conservadas son un poco chirriantes y chocan con nuestra idea de la Antigüedad pero si eran así no podemos obviarlo y seguir viendo Grecia y Roma como en el período neoclásico.
Muy interesante lo que has expuesto. Yo soy conservador- restaurador y estoy trabajando sobre este tema. Me gustaría que mirases algo de lo que hago en soporte informático y vídeo. Soy de los que piensan y defiendo lo que tu.
http://www.youtube.com/watch?v=REK40Xcptlo
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