domingo, 19 de septiembre de 2010

"Una vez fuera del edificio empezó a caminar hacia la avenida Lexington para tomar el autobús. Entre la Tercera y Lexington metió la mano en el bolsillo para sacar el monedero y encontró el bocadillo. Lo extrajo y empezó a bajar la mano para dejarlo caer en la calle, pero volvió a guardarlo en el bolsillo. Pocos años atrás, le había llevado tres días tirar el pollito de Pascua que había encontrado muerto en el serrín del fondo de la papelera".
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"Justo antes de la guerra con los esquimales", Nueve cuentos, J.D. Salinger

jueves, 16 de septiembre de 2010

El viernes 24 de septiembre a las 19:30 inauguro mi primera exposición individual en el anticuario Moratín 20 que, bajo el título "Arbor Sancta", se compone de collages y dibujos que giran en torno al tema de la búsqueda del conocimiento.
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Para mí la naturaleza, como el antiguo lucus romano (lugar sagrado), es intocable y una fuente inagotable de conocimiento. De ahí que figuras sin rostro vaguen en medio de bosques sagrados, de los que tan sólo queda el recuerdo o han sido reducidos a un simple árbol, en busca de la sabiduría. Algunos aventajados sirven de guías al resto, tal y como indican las palabras extraídas de los antiguos documentos que uso en la confección de los collages que componen esta exposición.

sábado, 11 de septiembre de 2010

"Tenía lo que se denomina vida interior y no sabía que la tenía. Vivía de sí misma como si comiese sus propias entrañas. Cuando iba al trabajo parecía una loca mansa, porque mientras viajaba en autobús se perdía en el devaneo de sueños elevados y deslumbrantes. Estos sueños, de tanta interioridad que tenían, estaban vacíos porque les faltaba el núcleo esencial de una experiencia previa de..., de éxtasis, digamos. La mayor parte del tiempo, sin saberlo, tenía el vacío que llena el alma de los santos. ¿Era una santa? Al parecer. No sabía que meditaba porque no sabía lo que quería decir esa palabra. Pero presumo que su vida era una larga meditación sobre la nada. Sólo que necesitaba de los demás para creer en sí misma, porque de lo contrario se podía perder en los sucesivos vacíos circulares que había en ella (...)".
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La hora de la estrella, Clarice Lispector